Abu Nuwás (أبو نواس), con el sobrenombre de al-Hasan Ibn Hani (الحسن بن هانئ) o "el de los tirabuzones", nació en Ahvaz, que es actualmente la capital de la provincia de Juzestán en Irán, entre los años 747-762 d.C. (debido a la falta de datos), y murió entre el 813-815 d.C. Su infancia y su juventud tuvieron su desarrollo en la ciudad de Basora, donde, además, tras la muerte de su padre, Nuwás comenzó su formación literaria. Empezó a estudiar poesía con su maestro Wáliba Ibn al-Hubbab bajo los principios de la desinhibición y el muyún (مجون), cuyo último término hace referencia a los conceptos de ordinariez, impudor, vulgaridad, libertinaje u obscenidad entre otros.
"El libertinaje explícito de Abu Nuwás, la manifiesta desobediencia política y religiosa, el escarnio que hizo de los árabes y de su cultura más tradicional, le concedieron una gran popularidad que llega hasta nuestros días". Podemos encontrar su imagen reflejada en la grandiosa obra de Las mil y una noches como poeta desenfadado y desenfrenado. Este poeta, ciertamente hedonista, refleja en gran multitud de sus versos el anhelo del goce y los placeres, que principalmente son hallados en el vino y en la contemplación de rostros jóvenes y hermosos.
"Son cuatro las cosas
que hacen revivir
corazón,
alma
y cuerpo:
el agua,
los jardines,
el vino
y un rostro bello."
"Se abre la rosa, alza el laúd la voz,
llora la flauta, y a veces gime,
mientras los comensales comparten la copa
unidos por los lazos del amor.
Se alimentan con la bebida,
como si fuera leche blanca,
y a cada amigo le escancian
la parte que le toca.
Nada reprobable hallarás en ellos
que te haga sospechar.
Nunca verás que mencionen
los deslices y descuidos
de los amigos borrachos."
"Hermanos, ¡ya llegó el alba!
Bebed el primer trago matinal
cuando los pájaros cantan la mañana.
¡Apresuraos! Las copas se han quejado
del largo dormitar de las jarras.
Los bebedores mezclan el vino puro
para dar luz al más alto disfrute
y lograr que el cauto se arrebate
y en la silla salte de contento.
¡Sirve el vino a Áhmad, hermoso mancebo,
para quien no hay justo elogio!
Ver su rostro es anhelar la copa
y sonreír a cada momento."
"Cuando se alejó mi amado
y de él me fueron privadas
las cartas y la atención,
se acrecentó mi nostalgia
intensa fue mi pasión,
y por poco me matan
el recuerdo y la aflicción.
Llamé entonces al diablo
entre llanto y desazón:
- ¿No ves pues cómo me afligen
insomnio y tribulación
y cómo ha ulcerado
mis ojos la emoción?
Si no devuelves la estima
del amado al corazón,
y sé que puedes hacerlo,
no escucharé más canción,
no recitaré poemas,
ni dejaré que el alcohol
serpentee por mis venas.
Leeré con devoción
el Corán hasta aprenderlo
y colmar su comprensión.
Cumpliré con el ayuno,
cumpliré con la oración
y dedicaré mi vida
a una buena acción.-
No pasaron ni tres días
desde tal conversación
que regresó a mí el amante
suplicándome el perdón.
Réf.: Abu Nuwás - Cantar al vino. Letras universales. Edición bilingüe de Jeume Ferrer Carmona y Anna Gil Bardají
No hay comentarios:
Publicar un comentario